Las encuestas sobre violencia que durante años ha llevado a cabo el ICESI (Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad A.C) han ayudado a periodistas y personas de la academia a informarse adecuadamente sobre el impacto real de la violencia en México. En este texto, Federico Reyes Heroles explica cómo el INEGI en colusión con los gobiernos estatales y el federal ha mentido intencionalmente para obtener cifras alegres que confunden y engañan.
Federico Reyes Heroles
Las preguntas avasallan. Cómo explicar que, según los datos del INEGI, en el 2009 la criminalidad en México bajó con relación a los años anteriores. Difícil creerlo cuando se tienen en mente situaciones como las que se han vivido en Tamaulipas, Michoacán, Chihuahua, casos ya emblemáticos. Pero cómo olvidar Morelos o Nuevo León, que se han sumado a la lista de entidades violentas. Hay más curiosidades, quizá lo más asombroso del estudio es que los mexicanos súbitamente denunciaron más, tuvieron más confianza en las instituciones y en las acciones de investigación. Se denunciaba en promedio uno de cada cinco delitos cometidos, pero de nuevo, según el INEGI, en el 2009 hubo menos delitos y más denuncias. Por lo pronto es extraño. Se necesitan explicaciones. Pero las sorpresas no terminan ahí.
Cómo explicar que el número de hogares mexicanos con víctimas aumente, ¡pero las víctimas disminuyan en más del 10%! Va de nuevo, menos delitos pero más hogares con víctimas, pero a la vez hubo menos víctimas y más denuncias. Si el lector se empieza a confundir, va por buen camino. Porque el asunto es más complicado. Se sabe que en Tamaulipas y Chihuahua levantar encuestas, sobre todo las de criminalidad, es cada día más difícil. Por eso el estudio previo, a cargo del ICESI, no presentó datos de Tamaulipas, porque no hubo condiciones adecuadas. Pero el INEGI, un año después, ya no encontró esas dificultades, o ya no las reportó, a pesar de que más del 70% de las viviendas se encontraba en condición de área insegura. De nuevo, qué curioso, en el remoto 2007, cuando la violencia apenas mostraba su rostro, en Tamaulipas se reportaron casi 14 mil delitos por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, increíble, en el 2009 el INEGI reporta sólo 5 mil 400. Otra reducción a un tercio en dos años y Tamaulipas será como Suiza. Pero hay más, tanto en Tamaulipas como en Chihuahua se registró un altísimo porcentaje de viviendas deshabitadas, 27.5% y 45% respectivamente. Ese dato en sí mismo es alarmante, pero el INEGI no lo consideró así, tampoco que en Tamaulipas casi un 19% de los encuestadores no pudieran aplicar el cuestionario y que hubo un 33.5% de no respuesta.
Pero ahí no termina el galimatías, ahora resulta que según el INEGI, ¡Yucatán es mucho más inseguro que Guerrero o Tamaulipas! Cómo estarán las cosas en Chihuahua que, con 45% de viviendas deshabitadas, se registraron casi 12 mil delitos por 100 mil habitantes. Hay más. Uno de los datos más relevantes de las encuestas victimológicas es medir la impunidad, pero en el reporte del INEGI se les olvidó o no consideraron relevante que un 32% de los encuestados declarara que no había ocurrido nada con las denuncias presentadas, según se infiere de los propios datos del estudio.
Otro dato central de una encuesta victimológica es detectar la llamada “cifra negra”, es decir los delitos cometidos pero no denunciados por las víctimas. Ese dato se consigue con un reactivo muy sencillo avalado por Naciones Unidas. En el último año, ¿usted o su familia ha sido víctima de algún delito, Sí o NO? Así de llano. Si fue víctima, ¿lo denunció, SÍ o NO? Punto. Pero en el INEGI se pensó que esa fórmula internacional ya no era buena y la cambiaron: “Si usted o su familia fuera víctima de un robo en la vía pública o en su casa, ¿acudiría a una autoridad de seguridad pública a denunciarlo? Genial, dos condicionantes, ser víctima y denunciarlo. Según el INEGI un 81% de los mexicanos respondió afirmativamente. De la noche a la mañana la historia cambió, de alrededor de 80% de delitos no denunciados como constante pasamos a 81% de intención de denuncia y justo en estos momentos. ¡No podría haber dato más esperanzador! Pero, ¿será real?
Las encuestas de victimización recogen hechos, no percepciones. Pero el INEGI consideró que ésa era una mala idea y por ello introdujo otras preguntas. Ahora se afirma que el 70% de los mexicanos piensa que los delincuentes serán castigados. Todos los registros previos que se tienen de falta de confianza en las instituciones, sobre todo en las instancias de investigación, en los ministerios públicos, de pronto se revierten en el estudio del INEGI. Falta el remate, al preguntar a las víctimas de delitos, el INEGI incluyó a todos, faltaba más, incluso a las personas que fueron víctimas de homicidio. ¡Hablaron los muertos! Si el lector está molesto y ofendido, comparto el sentimiento.
El INEGI no hacía este tipo de encuestas. Fue por ello que hace ocho años se tuvo que crear el ICESI. Pero al gobierno de Calderón y a ciertos gobernadores, los datos del ICESI les incomodaron. Fue por eso que se decidió despojar con mañas al ICESI de la rectoría del estudio. Esto ya no es un asunto técnico. Ocultar, maquillar, desvirtuar, callar son acciones humanas con una definición ética, es una cuestión de principios, de honestidad. O se está de un lado o se está del otro. Parece que Calderón ya optó.
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Artículo publicado en el periódico Reforma el martes 14 de diciembre de 2010.
Las preguntas avasallan. Cómo explicar que, según los datos del INEGI, en el 2009 la criminalidad en México bajó con relación a los años anteriores. Difícil creerlo cuando se tienen en mente situaciones como las que se han vivido en Tamaulipas, Michoacán, Chihuahua, casos ya emblemáticos. Pero cómo olvidar Morelos o Nuevo León, que se han sumado a la lista de entidades violentas. Hay más curiosidades, quizá lo más asombroso del estudio es que los mexicanos súbitamente denunciaron más, tuvieron más confianza en las instituciones y en las acciones de investigación. Se denunciaba en promedio uno de cada cinco delitos cometidos, pero de nuevo, según el INEGI, en el 2009 hubo menos delitos y más denuncias. Por lo pronto es extraño. Se necesitan explicaciones. Pero las sorpresas no terminan ahí.
Cómo explicar que el número de hogares mexicanos con víctimas aumente, ¡pero las víctimas disminuyan en más del 10%! Va de nuevo, menos delitos pero más hogares con víctimas, pero a la vez hubo menos víctimas y más denuncias. Si el lector se empieza a confundir, va por buen camino. Porque el asunto es más complicado. Se sabe que en Tamaulipas y Chihuahua levantar encuestas, sobre todo las de criminalidad, es cada día más difícil. Por eso el estudio previo, a cargo del ICESI, no presentó datos de Tamaulipas, porque no hubo condiciones adecuadas. Pero el INEGI, un año después, ya no encontró esas dificultades, o ya no las reportó, a pesar de que más del 70% de las viviendas se encontraba en condición de área insegura. De nuevo, qué curioso, en el remoto 2007, cuando la violencia apenas mostraba su rostro, en Tamaulipas se reportaron casi 14 mil delitos por cada 100 mil habitantes. Sin embargo, increíble, en el 2009 el INEGI reporta sólo 5 mil 400. Otra reducción a un tercio en dos años y Tamaulipas será como Suiza. Pero hay más, tanto en Tamaulipas como en Chihuahua se registró un altísimo porcentaje de viviendas deshabitadas, 27.5% y 45% respectivamente. Ese dato en sí mismo es alarmante, pero el INEGI no lo consideró así, tampoco que en Tamaulipas casi un 19% de los encuestadores no pudieran aplicar el cuestionario y que hubo un 33.5% de no respuesta.
Pero ahí no termina el galimatías, ahora resulta que según el INEGI, ¡Yucatán es mucho más inseguro que Guerrero o Tamaulipas! Cómo estarán las cosas en Chihuahua que, con 45% de viviendas deshabitadas, se registraron casi 12 mil delitos por 100 mil habitantes. Hay más. Uno de los datos más relevantes de las encuestas victimológicas es medir la impunidad, pero en el reporte del INEGI se les olvidó o no consideraron relevante que un 32% de los encuestados declarara que no había ocurrido nada con las denuncias presentadas, según se infiere de los propios datos del estudio.
Otro dato central de una encuesta victimológica es detectar la llamada “cifra negra”, es decir los delitos cometidos pero no denunciados por las víctimas. Ese dato se consigue con un reactivo muy sencillo avalado por Naciones Unidas. En el último año, ¿usted o su familia ha sido víctima de algún delito, Sí o NO? Así de llano. Si fue víctima, ¿lo denunció, SÍ o NO? Punto. Pero en el INEGI se pensó que esa fórmula internacional ya no era buena y la cambiaron: “Si usted o su familia fuera víctima de un robo en la vía pública o en su casa, ¿acudiría a una autoridad de seguridad pública a denunciarlo? Genial, dos condicionantes, ser víctima y denunciarlo. Según el INEGI un 81% de los mexicanos respondió afirmativamente. De la noche a la mañana la historia cambió, de alrededor de 80% de delitos no denunciados como constante pasamos a 81% de intención de denuncia y justo en estos momentos. ¡No podría haber dato más esperanzador! Pero, ¿será real?
Las encuestas de victimización recogen hechos, no percepciones. Pero el INEGI consideró que ésa era una mala idea y por ello introdujo otras preguntas. Ahora se afirma que el 70% de los mexicanos piensa que los delincuentes serán castigados. Todos los registros previos que se tienen de falta de confianza en las instituciones, sobre todo en las instancias de investigación, en los ministerios públicos, de pronto se revierten en el estudio del INEGI. Falta el remate, al preguntar a las víctimas de delitos, el INEGI incluyó a todos, faltaba más, incluso a las personas que fueron víctimas de homicidio. ¡Hablaron los muertos! Si el lector está molesto y ofendido, comparto el sentimiento.
El INEGI no hacía este tipo de encuestas. Fue por ello que hace ocho años se tuvo que crear el ICESI. Pero al gobierno de Calderón y a ciertos gobernadores, los datos del ICESI les incomodaron. Fue por eso que se decidió despojar con mañas al ICESI de la rectoría del estudio. Esto ya no es un asunto técnico. Ocultar, maquillar, desvirtuar, callar son acciones humanas con una definición ética, es una cuestión de principios, de honestidad. O se está de un lado o se está del otro. Parece que Calderón ya optó.
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Artículo publicado en el periódico Reforma el martes 14 de diciembre de 2010.