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martes, 29 de noviembre de 2011

Medallista parapanamericano vive de limosnas

El gobernador Emilio González dijo que donará 20 millones de pesos a los
42 medallistas en vez de sortear 10 departamentos (Foto: JOSÉ MARÍA
MARTINEZ EL UNIVERSAL)
Jueves 24 de noviembre de 2011
Ulises Zamarroni Corresponsal | El Universal



GUADALAJARA. En un mismo evento el mandatario de Jalisco, Emilio González, prometió rifar 10 departamentos entre los medallistas de los juegos Panamericanos y Parapanamericanos, se arrepintió y anunció que entregará a cada ganador de medalla la cuarta parte del valor de un departamento, pero hasta enero, porque reconoció que actualmente el gobierno de la entidad no tiene dinero.

Ayer se celebró en el Palacio de Gobierno un Homenaje a Deportistas Jaliscienses Medallistas de los XVI Juegos Panamericanos y IV Juegos Parapanamericanos de Guadalajara.

Previo al evento, Luis Fernando Sapién (medalla de plata en la categoría de 5 mil metros planos) reclamó al mandatario que desde los Juegos Parapanamericanos de Río de Janeiro Brasil 2007, le prometió una casa.

En su discurso previo a la comida, el gobernador anunció la rifa de 10 departamentos de la Villa Panamericana: “No sé cómo le va a hacer Jorge (Sánchez Martínez, titular de la Inmobiliaria y Promotora de Vivienda de Interés Público del Estado), pero vamos por 10 casas, chingue a su madre. Lo que ustedes han hecho por México vale mucho más que eso”.

Sin embargo, en este momento no puede ser habitada la Villa Panamericana, ubicada en la zona conocida como El Bajío en Zapopan, porque enfrenta procesos legales, ya que durante la justa deportiva autoridades municipales descubrieron que la planta tratadora de desechos del complejo colapsó y las aguas residuales eran vertidas a una zona del área protegida del Bosque de la Primavera.

Entre tanto, en Palacio de Gobierno, luego de la promesa y los discursos, inició la comida acompañada con mariachi. Al concluir la música, Emilio González subió al estrado.

Sudoroso y ruborizado, el gobernador justificó un cambio de opinión al anunciar que a cada jalisciense ganador de medalla en los Panamericanos y Parapanamericanos se le hará entregar de 500 mil pesos y a cada entrenador de medallistas 100 mil pesos.

Video: Radio Universidad de Guadalajara

Video en el Universal


martes, 15 de noviembre de 2011

¿Cuáles son los requisitos para ser astronauta?


14/11/11

La NASA abrirá una convocatoria a fin de contratar nuevos astronautas para sus proyectados viajes a un asteroide, a la Luna y Marte en las próximas dos décadas. Los seleccionados tendrán un curso de preparación que empezará en 2013, y luego la oportunidad de participar en los programas de exploración de la NASA que incluyen misiones más allá de la órbita baja terrestre en el vehículo Orión.

Los candidatos, en primer lugar, deberán ser ciudadanos estadounidenses y mayores de edad. La estatura requerida fluctúa entre 1.57 metros y 1.90 máximo. Otras condiciones importantes a considerar son una presión sanguínea que no exceda 140/90 mm Hg (milímetros de mercurio) y una visión perfecta.

No necesariamente deben ser pilotos militares, aunque sí graduados universitarios, de preferencia con algún estudio de posgrado. No hay límite de edad, sin embargo en las convocatorias anteriores han sido seleccionados postulantes de entre 26 y 40 años.

Tras la revisión preliminar de los candidatos comienza una semana de entrevistas personales y reconocimientos médicos, antes de que sean admitidos en el curso. El entrenamiento es en el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas, y durante dos años los aspirantes tienen que ser capaces de sobrevivir en condiciones extremas en la naturaleza, bucear, nadar y acostumbrar su cuerpo a cambios repentinos de presión. Estarán preparados para trabajar en la Estación Espacial y también viajar en las naves rusas Soyuz.

La primera camada de astronautas fue seleccionada en 1959, antes de que comenzaran las operaciones de los vuelos espaciales, y desde entonces la NASA ha requerido más de 20 grupos. Vía: EFE

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Ocupemos el futuro

Foto
Líderes religiosos, principalmente de la comunidad afroestadunidense,
cruzaron el domingo el puente Brooklyn con lonas y tiendas
para entregarlas a los miembros del movimiento Ocupa Wall Street,
acampados en el corazón económico de la ciudad de Nueva York.
Foto: Mike Fleshman

Noam Chomsky*

Pronunciar una conferencia Howard Zinn es una experiencia agridulce para mí. Lamento que él no esté aquí para tomar parte y revigorizar a un movimiento que hubiera sido el sueño de su vida. En efecto, él puso buena parte de sus fundamentos.

Si los lazos y las asociaciones que se están estableciendo en estos notables eventos pueden sostenerse durante el largo y difícil periodo que les espera –la victoria nunca llega pronto–, las protestas de Ocupemos podrían representar un momento significativo en la historia estadunidense.

Nunca había visto nada como el movimiento Ocupemos, ni en tamaño ni en carácter; ni aquí ni en ninguna otra parte del mundo. Las avanzadas de Ocupemos están tratando de crear comunidades cooperativas que bien podrían ser la base para las organizaciones permanentes que se necesitarán para superar las barreras por venir y la reacción en contra que ya se está produciendo.

Que el movimiento Ocupemos no tenga precedentes es algo que parece apropiado, pues ésta es una era sin precedentes, no sólo en estos momentos sino desde los años 70.

Los años 70 fueron una época decisiva para Estados Unidos. Desde que se inició el país, éste ha tenido una sociedad en desarrollo, no siempre en el mejor sentido, pero con un avance general hacia la industrialización y la riqueza.

Aun en los periodos más sombríos, la expectativa era que el progreso habría de continuar. Apenas tengo la edad necesaria para recordar la gran depresión. Para mediados de los años 30, aunque la situación objetivamente era mucho más dura que hoy, el espíritu era bastante diferente.

Se estaba organizando un movimiento obrero militante –con el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y otros– y los trabajadores organizaban huelgas con plantones, a un paso de tomar las fábricas y manejarlas ellos mismos.

Debido a las presiones populares se aprobó la legislación del nuevo trato (New Deal). La sensación que prevalecía era que saldríamos de esos tiempos difíciles.

Ahora hay una sensación de desesperanza y a veces de desesperación. Esto es algo bastante nuevo en nuestra historia. En los años 30, los trabajadores podían prever que los empleos regresarían. Ahora, los trabajadores de manufactura, con un desempleo prácticamente al mismo nivel que durante la gran depresión, saben que, de persistir las políticas actuales, esos empleos habrán desaparecido para siempre.

Ese cambio en la perspectiva estadunidense ha evolucionado desde los años 70. En un cambio de dirección, varios siglos de industrialización se convirtieron en desindustrialización. Claro, la manufactura siguió, pero en el extranjero; algo muy lucrativo para las empresas pero nocivo para la fuerza de trabajo.

La economía se centró en las finanzas. Las instituciones financieras se expandieron enormemente. Se aceleró el círculo vicioso entre finanzas y política. La riqueza se concentraba cada vez más en el sector financiero. Los políticos, enfrentados a los altos costos de las campañas, se hundieron más profundamente en los bolsillos de quienes los apoyaban con dinero.

Y, a su vez, los políticos los favorecieron con políticas favorables para Wall Street: desregulación, cambios fiscales, relajamiento de las reglas de administración corporativa, lo cual intensificó el círculo vicioso. El colapso era inevitable. En 2008, el gobierno una vez más salió al rescate de empresas de Wall Street que supuestamente eran demasiado grandes para quebrar, con dirigentes demasiado grandes para ser encarcelados.

Ahora, para la décima parte del uno por ciento de la población que más se benefició de todos estos años de codicia y engaños, todo está muy bien.

En 2005, Citigroup –que, por cierto, ha sido objeto en repetidas ocasiones de rescates del gobierno– vio al lujo como una oportunidad de crecimiento. El banco distribuyó un folleto para inversionistas que los invitaba a poner su dinero en algo llamado el índice de la plutonomía, que identificaba las acciones de las compañías que atienden al mercado de lujo.

El mundo está dividido en dos bloques: la plutonomía y el resto, resumió Citigroup. Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá son las plutonomías clave: las economías impulsadas por el lujo.

En cuanto a los no ricos, a veces se les llama el precariado: el proletariado que lleva una existencia precaria en la periferia de la sociedad. Esa periferia, sin embargo, se ha convertido en una proporción sustancial de la población de Estados Unidos y otros países.

Así, tenemos la plutonomía y el precariado: el uno por ciento y el 99 por ciento, como lo ve el movimiento Ocupemos. No son cifras literales pero sí es la imagen exacta.

El cambio histórico en la confianza popular en el futuro es un reflejo de tendencias que podrían ser irreversibles. Las protestas de Ocupemos son la primera reacción popular importante que podrían cambiar esa dinámica.

Me he ceñido a los asuntos internos. Pero hay dos peligrosos acontecimientos en la arena internacional que opacan todo lo demás.

Por primera vez en la historia hay amenazas reales a la sobrevivencia de la especie humana. Desde 1945 hemos tenido armas nucleares y parece un milagro que hayamos sobrevivido. Pero las políticas del gobierno de Barack Obama y sus aliados están fomentando la escalada.

La otra amenaza, claro, es la catástrofe ambiental. Por fin, prácticamente todos los países del mundo están tomando medidas para hacer algo al respecto. Pero Estados Unidos está avanzando hacia atrás.

Un sistema de propaganda, reconocido abiertamente por la comunidad empresarial, declara que el cambio climático es un engaño de los sectores liberales. ¿Por qué habríamos de ponerles atención a estos científicos?

Si continúa esta intransigencia en el país más rico y poderoso del mundo, no podremos evitar la catástrofe.

Debe hacerse algo, de una manera disciplinada y sostenida. Y pronto. No será fácil avanzar. Es inevitable que haya dificultades y fracasos. Pero a menos que el proceso que está ocurriendo aquí y en otras partes del país y de todo el mundo continúe creciendo y se convierta en una fuerza importante de la sociedad y la política, serán exiguas las posibilidades de un futuro decente.

No se pueden lanzar iniciativas significativas sin una base popular amplia y activa. Es necesario salir por todo el país y hacerle entender a la gente de qué se trata el movimiento Ocupemos; qué puede hacer cada quien y qué consecuencias tendría no hacer nada.

Organizar una base así implica educación y activismo. Educar a la gente no significa decirle en qué creer; significa aprender de ella y con ella.

Karl Marx dijo: La tarea no es solamente entender el mundo sino transformarlo. Una variante que conviene tener en cuenta es que si queremos cambiar al mundo más nos vale entenderlo. Eso no significa escuchar una plática o leer un libro, si bien eso a veces ayuda. Se aprende al participar. Se aprende de los demás. Se aprende de la gente a la que se quiere organizar. Todos tenemos que alcanzar conocimientos y experiencias para formular e implementar ideas.

El aspecto más digno de entusiasmo del movimiento Ocupemos es la construcción de vínculos que se está dando por todas partes. Si pueden mantenerse y expandirse, el movimiento Ocupemos podrá dedicarse a campañas destinadas a poner a la sociedad en una trayectoria más humana.

*(Este artículo está adaptado de una plática de Noam Chomsky en el campamento Ocupemos Boston (Occupy Boston), en la plaza Dewey, el 22 de octubre. Habló ahí como parte de la Serie de Conferencias en Memoria de Howard Zinn, celebrada por la Universidad Libre de Ocupemos Boston. Zinn fue historiador, activista y autor deA People’s History of the United States.)

(El libro más reciente de Noam Chomsky es 9-11: Was There an Alternative?

Chomsky es profesor emérito de Lingüística y Filosofía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, en Cambridge, Massachusetts.