30/10/2011
La academia científica más antigua del mundo, la Sociedad Real del Reino Unido, ha puesto a disposición de todos en internet su diario histórico, que incluye unos 60.000 trabajos científicos.
La peste negra o bubónica, el Gran Incendio de Londres y hasta el encarcelamiento de su editor son apenas algunos de los reveses que tuvieron que superar las primeras ediciones de las Transacciones Filosóficas de la Sociedad Real. Pero a pesar de las adversidades, la publicación, que apareció por primera vez en 1665, sobrevivió.
Sus archivos abren una ventana al fascinante mundo del progreso científico durante los últimos siglos.
Junto con ilustres ensayos científicos de Isaac Newton y Charles Darwin se encuentran algunas joyas escondidas que datan de los albores de la revolución científica, incluyendo truculentos relatos de estudiantes a los que les caen rayos y transfusiones experimentales de sangre.
Cuentos curiosos del albor de la ciencia
Muerte por rayo, 1665
El doctor Wallis de Oxford escribió un ensayo sobre un espeluznante accidente en un bote que ocurrió durante una tormenta en Oxford, Inglaterra, el cual dejó un "desagradable olor a sulfuro en el aire". Rayos habían caído sobre un bote en el que estaban dos estudiantes. Uno de ellos murió instantáneamente; el otro "quedó atascado en el barro", aparentemente "con sus pies abajo y su parte de arriba afuera del agua". Aparte de "un adormecimiento", no resultó herido, pero no recordaba qué había pasado ni porqué estaba enterrado en el barro.
El doctor Wallis también detalla el examen post mórtem que él y otros le hicieron al estudiante muerto. Reporta que el cuerpo no tenía heridas aparte de una serie de marcas negras en el cuello, hombros y pecho "como si lo hubieran quemado con un hierro caliente". Algunos de los botones de la ropa salieron volando, apunta.
Bosquejos de la Luna de Galileo del
Sideous nuncius o Mensajero sideral, 1610
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La vista desde la Luna, 1665
El astrónomo francés Adrien Auzout escribió sobre lo que "supuestos habitantes de la Luna" verían si miraran en dirección a la Tierra.
"Yo pienso que a la gente en la Luna le parecerá que la Tierra tiene un rostro distinto en las diferentes estaciones del año", escribió. Por ejemplo, en invierno, cuando "casi nada es verde en una gran parte de la Tierra", o en verano, "cuando campos enteros son amarillos".
Además especuló que los incendios forestales eran visibles desde la Luna. Auzout fue elegido como miembro de la Sociedad Real en 1666 y durante un período consideró la posibilidad de construir un enorme telescopio aéreo de 305m de largo para observar a los animales de la Luna.
Viendo demasiadas estrellas, 1665
"Una persona muy curiosa que está estudiando física en Leyden" (Leiden, Holanda) escribió sobre las cosas raras que le estaban pasando a los cuerpos de las personas. Entre ellas incluye a un estudiante de astronomía cuyos poros se le bloquearon de tal manera que ya no podía sudar, tras pasar muchas noches observando los astros en el frío y la humedad de la intemperie.
Relató además el trágico caso de una niña de 13 años de edad quien, desde que tenía 6 años, llenaba sus bolsillos de sal y se la comía "como si fuera azúcar". El cuento no tiene un final feliz. Eventualmente se "secó y se entumeció tanto que no podía mover sus brazos y murió de inanición".
Transfusión de sangre canina
Thomas Coxe escribió sobre una transfusión de sangre de un perro a otro. Transfirió la sangre de un perro que sufría de sarna a uno que estaba sano, para ver si el sano se infectaba.
Primero, consiguió "un viejo mestizo sarnoso" y lo alimentó con "queso y leche". Luego transfirió unas 14 a 16 onzas de su sangre a las venas de un spaniel sano. El efecto del experimento fue que el perro sano no se enfermó y el sarnoso se curó en 10 días.
La bala tragada, 1668
El doctor Nathan Fairfax escribió del caso de una mujer que se tragó una bala y la expulsó de su cuerpo de una manera sorprendente. La "pálida, corpulenta" mujer "de mediana edad" había sufrido de problemas intestinales y un vecino le había aconsejado que se tragara dos balas. Aparentemente eso la alivió temporalmente pero sus síntomas retornaron y consultó al boticario del Dr. Fairfax.
A la mañana siguiente, cuando estaba usando su orinal, la mujer oyó un "twang" y, junto con su orina, vio la bala. El doctor concluyó que "debe decirse que la naturaleza, cuando la ponen en aprietos, encuentra extraños medios para librar al cuerpo de lo que le es extrínseco y ofensivo".
Destacados del archivo real
- 1672 Primer ensayo de Newton. Hizo el revolucionario descubrimiento de que el color es una propiedad inherente de un rayo de luz y que la luz blanca es una mezcla de otros colores.
- 1752 Volando cometas en una tormenta. Benjamin Franklin indicó que los rayos son electricidad que fluye de las nubes a la tierra y que esa electricidad puede ser recolectada artificialmente elevando una cometa durante una tormenta. Funcionó y no lo mató.