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jueves, 10 de febrero de 2011

¿Cuándo comenzamos a caminar "a dos patas"?

Instituto Catalán de Paleontología

La muñeca de los Australopithecus clave para entender el bipedismo

Una nueva investigación determina la adaptación de la muñeca en homínidos primitivos para conocer con más exactitud cómo se produjo la transición hacia el bipeidismo. El estudio dirigido por una investigadora del ICP fue publicado en el última número de la revista Folia Primatológica.
Un equipo internacional de investigadores dirigido por Gabriele Macho del Instituto Catalán de Paleontología ha utilizado una nueva técnica para determinar la adaptación funcional de los huesos de la muñeca en homínidos primitivos. El objetivo era conocer de qué manera los Australopithecus anamensis y A. afarensis usaban las extremidades superiores, entiendendose su manera de moverse.
El bipedismo es una de las características de los humanos modernos, pero no queda claro cuando se produjo el cambio a caminar sobre las dos piernas. Sin embargo, sabemos que los primeros australopitecos de África oriental, es decir, el Australopithecus anamensis presentan una morfología clara en las extremidades inferiores que indica que nuestros antepasados practicaban el bipeidismo terrestre.
Pero que pasa con las extremidades superiores? Pues bien gracias a este estudio sabemos que esta especie seguía teniendo la capacidad de trepar por los árboles, sus extremidades superiores presentan una forma primitiva.


Innovación tencológica


Para obtener esta información, el equipo de investigadores utilizó un enfoque innovador para averiguarlo. Realizaron tomografías computerizadas de alta resolución del hueso capitatum (es el hueso de la parte central de la muñeca) de primates actuales con diferentes formas de locomoción y postura, y en homínidos fósiles de Kenia los Australopithecus anamensis de Kanapoi (4,2 Ma) y Au. cf. Afarensis de South Turkwell (3,5 Ma).
Con el resultado de las tomografías se obtuvieron modelos virtuales que permitieron realizar pruebas biomecánicas gracias a la ingeniería actual. Con todo ello pudieron concluir que las especies con comportamientos arbóreos redirigen constantemente la carga, o fuerza hacia el lado cubital del hueso central, mientras que las especies terrestres y el BIPEDO Homo sitúan esta fuerza hacia el lado radial, es decir hacia el pulgar.
Así sabemos que el Australopithecus anamensis sigue conductas arbóreas, mientras que el Australopithecus afarensis no. Esta transformación se produjo en un intervalo de hace 4,2 y 3,5 millones de años tal y como apunta el estudio.

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